La época ideal para realizar el muestreo sería entorno al mes de julio ya que en este momento los
elementos de las hojas son más estables.
Las hojas a muestrear no pueden ser muy jóvenes ya que son un sumidero
de nutrientes, ni tampoco las hojas más viejas serían recomendables puesto que
éstas exportan nutrientes y como las jóvenes no son muy estables. Según esto,
lo ideal es que las hojas a muestrear sean
del brote de crecimiento del año (sin frutos), cogida desde la mitad del
mismo hacia su base, de la parte exterior de la copa y a una altura aproximada correspondiente
a la del hombro de una persona. Además, la hoja debe estar totalmente expandida, bien formada, sana y cuando
la cojamos debe estar completa incluido
el peciolo. En estas hojas el último tratamiento sería recomendable que
llevara 15 días realizado, como mínimo. También nos tenemos que asegurar que no
estén mojadas o tengan cualquier sustancia que modifique los resultados del análisis.
Para que el muestreo sea
representativo recogeremos entorno a 150
hojas por parcela evitando siempre los olivos que hagan linde. Si se trata
de una parcela pequeña no se debe de coger más de 4 hojas por olivo, cada una
de las cuales estarán orientadas a los cuatro puntos cardinales. Si la parcela
fuera bastante grande se hará un recorrido en zigzag, cogiéndose una hoja por
olivo cambiando sucesivamente las orientaciones (norte, sur, este y oeste).
La conservación de nuestra muestra se hará en un sobre de papel, no en bolsas de plástico, metiéndolas de inmediato
en el frigorífico, sin llegar a
congelarlas y por último las enviaremos lo más rápido posible al laboratorio.